martes, 14 de julio de 2009

A mí no me parece rentable

No se puede hacer más daño a una familia. Hace unas semanas, una joven marroquí de menos de 20 años murió en el hospital Gregorio Marañón, de Madrid, como consecuencia de la gripe A. El viudo ha denunciado que Dalilah, que así se llamaba la fallecida, acudió hasta cuatro veces a urgencias, pero que la mandaron de vuelta a casa diciendo que se trataba de un resfriado común. Cuando por fin la ingresaron, fue porque los síntomas de la pandemia se habían hecho tan fuertes, que en el hospital lo único que pudieron hacer fue practicarle una cesárea, para sacarle el feto de siete meses que llevaba en su interior, porque ella se moría sin remedio.

Y ayer, una enfermera de la UCI presuntamente mató a Rayán, el niño, por accidente, al meterle en vena un complejo vitamínico que tenía que ser ingerido.

No se puede hacer más daño a una familia. No se puede ser más irresponsable. La muerte del niño es una negligencia impepinable, lo ha reconocido el propio director del hospital. En cuanto a la madre, también parece imperdonable que en pleno mes de julio aparezca una mujer embarazada con síntomas de gripe, y, sabiendo que hay declarada una pandemia, se la mande a su casa con una aspirinita. Que para eso se declaran las pandemias, no para que los periodistas sumemos audiencia, sino para que todos estemos sobre aviso y no bajemos la guardia. Sobre todo los médicos.

Me imagino que al pobre doctor Marañón, desde ayer le estarán silbando los oídos desde el interior de su tumba. Al ver que el personal del hospital que lleva su nombre presuntamente había matado al hijo, después de haber dejado morir a la madre también presuntamente, he estado a punto de aprovechar mis vacaciones para cargar mi coche de gasolina, acercarme por el hospital y montar una falla -en Alicante las llamamos Hogueras- con once meses de antelación.

Sin embargo, si vamos a buscar responsabilidades, deberemos de mirar un poco más allá. Desde las Secciones Sindicales del hospital están denunciando falta de personal.

La política sanitaria del Gobierno de Esperanza Aguirre está desmantelando el sector público. Ya sabemos lo que supone el liberalismo: el sector público genera déficit, algo que para ellos es malo por sistema, y que hay que reducir para llegar al tan ansiado déficit cero. Decir que un hospital genera déficit, y que por eso hay que cuadrar las cuentas, es como decir que tener un niño es algo deficitario que hay que resolver. Criar un hijo cuesta una pasta, te hace tirar mucho dinero por el retrete... pero compensa. De la misma manera, mantener buenos hospitales, o buenos colegios, es algo que cuesta una pasta... pero que compensa. Porque hay cosas que no pueden medirse con dinero.

Tener un buen médico, o una buena enfermera, incluso un celador que sepa tratar a los pacientes con cariño y educación, cuesta caro. Un buen profesional necesita un buen sueldo, porque, aunque la medicina -como el periodismo- sean o debieran ser profesiones vocacionales, todos tenemos que llegar a fin de mes. Un buen profesional necesita tener seguridad laboral y un contrato indefinido, porque si te vas a pasar las próximas seis horas manejando el bisturí, es preferible que tengas la mente tranquila y no pienses en que el próximo lunes se te acaba el contrato y no sabes si te van a renovar. Un buen profesional necesita desempeñar su trabajo en las mejores condiciones, y eso incluye desde tener las máquinas más modernas, hasta poder dedicarle el tiempo necesario a todos sus pacientes.

Las Secciones Sindicales han denunciado la situación de precariedad que se está viviendo en el Gregorio Marañón, extrapolable al conjunto de centros públicos en fase de liberalización. La enfermera que le metió al niño la papilla en vena -literalmente- estaba pasando su primer día en la UCI. Había sido destinada a Cuidados Intensivos para cubrir una suplencia, es decir, que no era su puesto y que iba a estar un período corto de tiempo. Comisiones Obreras afirma que, de las dieciséis personas a cargo de la UCI, la mitad son eventuales. De forma similar se ha expresado el Sindicato de Enfermería (SATSE). Por su parte, la Sección Sindical de UGT ha denunciado que el nivel de temporalidad que desarrolla la consejería madrileña de Sanidad se acerca al cuarenta por ciento.

En medicina, como en otros oficios, los trabajadores temporales son mucho más baratos, porque no hay que pagarles antigüedad, y sin duda su salario base es bastante inferior al que percibiría un verdadero médico, o enfermero, de un sitio tan especializado, con tantísima responsabilidad, como es la UCI. En muchas ocasiones, a los trabajadores se les va cambiando de departamento, hoy en Cirugía, mañana en Cardiología, al otro en Pediatría... para suplir las carencias de personal, y sin duda para que no puedan exigir algún tipo de plus por especialización, o por penosidad, o por lo que sea. Con lo cual, cuando llevas al médico a tu bebé, con una fiebre de cuarenta grados, en vez de una doctora que le ha visto nacer a tu hijo y a ti, y que tiene callos de tanto auscultar tripitas infantiles, te encuentras con un pollico más asustado que tú. Sale más barato. Y, además, un médico o enfermero al que se le acaba el contrato dentro de dos meses no puede levantar mucho la voz y decirle al director del hospital, o al consejero, que haga el favor de darles más medios o de contratar más personal. Tienen que estar calladitos y apechugar, si no quieren acabar tomando el pulso a euro, sentados en una silla frente a la oficina del Inem.

Los representantes sindicales siguen denunciando que han retirado personal del Gregorio Marañón para llevárselo a otro hospital, para que Esperanza Aguirre siga presumiendo de la cantidad de hospitales que se inauguran en su región... pero los trabajadores que se han quedado en el antiguo carecen de la experiencia adecuada, por lo que muchos médicos y enfermeros están haciendo viajes continuamente, para explicarles a sus compañeros cómo actuar en los casos más complicados. Dejando, de rebote, sus puestos de trabajo en el nuevo hospital. Lo que alarga las listas de espera y hace que en Urgencias, cuando vas con síntomas de gripe A, te manden a casa cuatro veces.

Pero tampoco le echemos la culpa a los políticos. Esperanza Aguirre está presidiendo la autonomía porque los madrileños la han votado por mayoría absoluta, aunque con el apoyo inolvidable de los tránsfugas socialistas Tamayo y Sáez, que a mediados de 2003 tiraron por tierra la posibilidad de un gobierno autonómico de izquierdas, no lo olvidemos. Desde entonces, Esperanza Aguirre ha ganado las elecciones de octubre de 2003 y las de 2007, por una mayoría absoluta amplísima.

Ella no engaña a nadie, siempre se ha definido como liberal. Lo que quiere decir que el sector público debe quedar reducido a su mínima expresión, y que los empresarios deben ser los únicos que corten el bacalao en sus empresas. Nada de hospitales públicos, de médicos que ganen una pasta, de profesionales con cuarenta años de experiencia en un mismo departamento. Hay que apostar por hospitales rentables, esto es, donde se gaste lo menos posible, y con trabajadores a los que se pueda cambiar de función y echar a la calle con libertad, para que no exijan demasiado al empresario. Y si el resultado son hospitales precarios, siempre nos quedarán las clínicas privadas de lujo, que es adonde los directores de hospital llevan a los suyos cuando se ponen enfermos.

Esto es la liberalización. Esto es lo que se ha votado en Madrid. Así que no le echemos la culpa de todo a los trabajadores. Puede que el nuevo Gregorio Marañón sea más barato de mantener. Que se hayan ahorrado una pasta en material y en salarios. Pero seguro que a Mohamed, el viudo de Dalilah y padre de Rayán, todo esto no le parece nada rentable. Ni a mí tampoco, por supuesto.

3 comentarios:

  1. Muy interesante tu artículo, y muy profundo. Solo una apreciación: ¿Por qué no diriges ningún dardo contra las Universidades de Medicina, donde en 3º pretenden que ya sepas enfrentarte a casos como el de Rayán, a poner una escayola o a tomar la tensión? Se puede saber de todo tan pronto?

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  2. No tengo ni idea de cómo son los planes de estudios de Medicina, pero creo que son cinco o seis años de carrera, más el MIR... es decir, que deben de pasar cerca de diez años hasta que te meten en una zona tan sensible como la UCI. No niego que haya una responsabilidad personal de la enfermera, porque debería haber sabido leer: "VÍA ORAL"... en cualquier caso, está claro que para sitios como la UCI no vale un estudiante de 3º de carrera.

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  3. Hola, con respecto a este tema me gustaría que visitases mi artículo:

    Quizás si Rayán hubiese ido por lo privado…

    http://www.terceraopinion.net/2009/07/19/rayan/

    Un saludo.

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